LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN EN COSTA RICA

Durante el desdichado gobierno del presidente Pacheco, los costarricenses hemos observado como en reiteradas ocasiones se ha violado la libertad de expresión.
Primero fue el caso del licenciado José Miguel Villalobos Umaña, en ese momento Ministro de Justicia y hoy candidato presidencial del Partido ADN. El fue el primero en denunciar la piñata nocturna que había efectuado don Miguel Ángel Rodríguez el último día de su mandato, a favor de varios miembros del personal de la Casa Presidencial. Luego, fue su denuncia sobre el negociado de la Cárcel de Pococí. Después de esto último fue despedido. Gracias a Dios, el sacrificio de don José Miguel no fue en vano. Si él no hubiera denunciado las cosas a tiempo, tal vez ahora estaríamos metidos en un nuevo lío como el de ALTERRA o el de RITEVE o con una red telefónica indecente como la que nos brinda ALCATEL, la cual le fue recibida sin contar con los requisitos mínimos todos sabemos por qué.
Luego fueron varios funcionarios de la Caja Costarricense de Seguro Social, quienes fueron suspendidos de sus cargos por denunciar la corrupción de esta institución pública en contrataciones privadas. Lamentablemente, después todos nos dimos cuenta que tenían la razón.
Posteriormente vino la presión que se ejerció sobre los medios de comunicación de la Universidad de Costa Rica, por parte de altos dirigentes del Partido Liberación Nacional, quienes querían amordazar tanto a radio Universidad como al semanario del mismo nombre, por sus críticas al Tratado de Libre Comercio. La reacción de las altas autoridades universitarias fue inmediata. Mantuvieron en alto la libertad de expresión que siempre ha caracterizado a una de las pocas universidades serias con que cuenta Costa Rica.
Ahora les tocó en turno a algunos columnistas del Diario La República., Primero fue el conocido periodista y ex ministro de Información Armando Vargas Araya. Araya manifestó al Semanario Universidad que lo que se ha dado en el país es un patrón de censura y un crecimiento de un clima de intolerancia en el país hacia distintos tipos de pensamiento. Consideró dijo Araya que esto no es un hecho aislado. Lamentablemente tenemos que coincidir con el periodista Vargas en todas sus declaraciones, lo que se ha montado en Costa Rica es una campaña de desinformación.
En Costa Rica, por medio de la zanahoria o el leño, se ha tratado de magnificar el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y de minimizar los criterios en contra. Nos consta que se ha investigado la procedencia de fondos para campañas en contra del TLC, pero nunca nadie se han preguntado de donde salieron los doscientos mil dólares que se gastó el grupo Por Costa Rica, en una campaña de apenas dos semanas a favor del tratado.
Queremos destacar por último el atropello que causó el diario La República a su colaborador el biólogo LUKO HILJE cuando primeramente mutiló un artículo suyo titulado Don Juanito fusilado ( se refería al presidente de Costa Rica que lideró la lucha contra los filibusteros yanquis en 1856), al cual se le eliminaron, a pesar de que supuestamente en Costa Rica constitucionalmente está prohibida la censura previa, tres párrafos en los cuales decía : cuando en febrero de 1856 Louis Schlessinger había llegado a Puntarenas para negociar cabal y recio don Juanito lo expulsó de inmediato, qué ejemplo. Porque cuando el año pasado el prepotente Robert Zoellick vino a amenazar con descaro por el TLC, empresarios y políticos del malhadado híbrido que es el PLUSC, casi se mueren del susto. Posteriormente el articulista fue cesado del periódico La República.
Por ventura aún quedan algunos medios que permiten la pluralidad de pensamiento. Por ejemplo, en el vilipendiado Diario Extra al cual algunos intelectualoides, desprecian al llamarlo el periódico de la chusma, hemos visto artículos de la Asociación Nacional de Fomento Económico, máximo foro del liberalismo costarricense, como del sindicalista Albino Vargas. Preferimos mil veces el sensacionalismo de Diario Extra, que la política de otros medios de comunicación, que nos presentan como ejemplos de éxito a egresados de universidades privadas que han hecho carrera con transnacionales, o que nos presentan entrevistas con muchachitas que son sólo silicona y nada de cerebro. O sea, el típico periodismo light como lo llamaba don Carlos Morales.

Los costarricenses debemos estar alerta contra esta nueva arremetida a la libertad de expresión. Los políticos ya nos han robado las pocas riquezas que teníamos. No dejemos que nos roben también la libertad de información.

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